jueves, 21 de noviembre de 2013

A propósito del día del psicólogo

 “Wundt`s creature at age  zero ….It is rare that the pursueres of a broad field of inquiri hold an image of their fields as having been “founded” at some definite date….It is significant in a powerful multiplicity  of ways when it is said that a man named  Wilhelm Wundt  founded psychology as an independent “science”  by  inaugurating a “laboratory” for psychological experimentation at Leipzig University in 1879”. (Koch, 1992, pp. 7-8).

Celebraciones como estas tienen su razón de ser porque actualizan “valores” que a través de su historia una sociedad ha institucionalizado como medio cultural necesario para su supervivencia. Celebraciones como los cumpleaños, bautizos, matrimonios son ejemplos de actualizaciones institucionales de los valores.  Y aun que parezca que la ciencia no es parte de algo tan cotidiano como un cumpleaños, cabe recordar que el pensamiento científico se hizo posible gracias a las categorías analíticas – espacio y tiempo- ¿cómo podríamos fijar la fecha de nacimiento de algo o su edad, sin estas categorías?. Espacio y tiempo se convirtieron en categorías necesarias para dar cuenta de estados básicos de la materia como son “inercia y movimiento” .
Entonces, la ciencia misma ha hecho posible un análisis y justificación del valor que le atribuimos a algo. En este orden de ideas es nuestro deber preguntarnos ¿cuál o cuáles son los factores por lo que le atribuimos valor a las actividades que se han categorizados como actividades pertinentes a los psicológico. O para ponerlo en pregunta soluble científicamente, diferentes personas (x) asignan valores (v) a los objetos o eventos (y), con base en diferentes variables o parámetros, es decir que: V(x,y) = v.
En esta situación, el trabajo del científico es determinar la función de valor V. Si celebramos el día del psicólogo es bajo el supuesto de que el mismo psicólogo como profesional científico ha logrado determinar el valor específico (V) de su quehacer.
Celebraciones como estas son una oportunidad para el análisis de aspectos como estos, ¿de qué trata la función psicológica?.
Los griegos se refirieron a la psicología como una de las ciencias prácticas, junto a la ética y a la política. Ciencias estas que tenían como propósito la conducción del hombre hacia la felicidad; y que hoy la llamada psicología positiva pareciera que “descubrir”. Luego de la edad media, la psicología fue parte de la discusión filosófica, y esto ayudo a entender que el asunto de la felicidad se refiere lo que hoy llamamos una categoría de “logro”;  es decir, que se trata de asumir un conjunto de criterios; colectivos y personales, mediante los cuales le damos sentido a nuestro quehacer. No se trata de la búsqueda de lugares u objetos que nos den felicidad, se trata de un “compromiso”, de una filosofía de vida.
En este contexto, las viejas discusiones dualistas –mente cuerpo-, cerebro-cuerpo, cognición conducta- pierden valor, es decir que no agregan nada al quehacer del psicólogo, pues el valor de su quehacer se traduce por su aporte y soporte a la consecución de un mundo más feliz, y por lo mismo libre de “la mal llamada enfermedades mentales”
Con base en la reflexión anterior, espero que los colegas psicólogos (as) sean las personas más felices.
Tiberio Pérez Manrique
Referencias


Koch, S. (1992). Wundt´s creature at age zero- and as centenarian: some aspects of the institutionalization of  the “new psycholoy”. En S. Koch & D. E. Leary (Eds.). A century of psychology as science (pp. 7-35).  Washington. APA

lunes, 4 de noviembre de 2013

La psicología: cada vez menos ciencia y más oficios

“Nuestros escritores, artistas y filósofos contemporáneos no son apreciablemente más efectivos que los de la edad de oro griega, pero el estudiante medio de bachillerato entiende mucho más de la naturaleza que el más destacado científico griego” (Skinner, 1981, p. 42).

Científica = Contrastable & compatible con el grueso del conocimiento. La línea que divide a las hipótesis y teorías científicas de las no científicas no es, pues, la contrastabilidad por sí sola, sino la contrastabilidad unida a la compatibilidad con el grueso del conocimiento científico. Creo que este es uno de los resultados más importantes de la metodología científica reciente. Tiene importancia no sólo teórica sino también práctica porque, al permitiros distinguir la ciencia de la no ciencia, nos da un criterio para evaluar proyectos de investigación y, con ello, un criterio para saber si o no apoyarlos. Esto demuestra una vez más que es indispensable que quienes diseñan e implementan políticas científicas sepan algo de epistemología” (Bunge, 2013, p. 39).

Mucho me temo que la cita de Skinner se aplique también a la psicología en el su estado actual, y son distinto los factores que aunque no son nuevos, con el paso del tiempo más que disiparse, se han acentuado, por ejemplo: 1) la familiaridad con el tema, induce a que quienes estudian psicología consideren que sus problemas son asunto de sentido común, y que sólo se requiere establecer una taxonomía de lo psicológico, agrupando por nombres un grupo de características tal como lo hace el DSMV, y que una vez hecho esto, los fenómenos psicológicos quedan explicados, pues resulta fácil hacer corresponder nombres o categoría diagnostica con tipos de conducta. Otras veces, ciertas taxonomías posan de científicas por el hecho de tener una tradición histórica como es el caso de categorías como sensación, percepción, motivación, pensamiento, memoria y lenguaje, sin que previamente se haya hecho un análisis que se pregunte si tales clasificaciones son coherentes con una definición de lo psicológico. En casos como estos, se olvida por completo la discusión epistemológica y que pudiera ayudar en la comprensión de la realidad psicológica, es como si la discusión epistemológica se hubiera estancado en el racionalismo y el empirismo.
2) Otro de los factores que han alejado a la psicología de la ciencia, corresponde a la “huida del laboratorio”. Skinner ya se había referido a este punto, y sin embargo, esto en vez de mejorar, ha más bien empeorado, los estudiantes de psicología, ya sea, desde el pregrado o desde sus maestrías, e incluso en su formación de doctorado, prefieren hacer trabajos de grado que usen más bien la estadística o la psicometría más que una estrategia de laboratorio; prefieren la psicología etnológica de Wundt, con el resultado, que muchos de estos trabajos resultan en seudoexperimentos, pues adolecen de = Contrastable & compatible con el grueso del conocimiento, de la que  habla Bunge. Cuando se examinan muchos de estos trabajos, incluso publicados en revistas científicas, no se encuentra la teoría psicológica explícita desde donde se derivan tales trabajos, y mucho menos se explicitan las leyes, ni los mecanismos causales que explique el fenómeno que se investigó.  
3) Contribuyen también a este distanciamiento de la psicología de la ciencia, el cambio en la misión de la Universidad moderna, que abandono su interés por el conocimiento y centra ahora su misión en la producción del conocimiento como un bien sujeto a las leyes del mercado. Se trata de lo que actualmente se conoce como universidad finalizada, es decir, se trata de una institución que se dedica, como otras muchas empresas, a la producción de bienes y servicios, solo que tiene la característica de bienes de conocimiento. Solo interesa investigar para aquellos productos que tengan un mercado asegurado, y por supuesto pago por empresas privadas.  
4) Unido al punto anterior están los currículos mediante los cuales se forman a los futuros psicólogos, y de los cuales han desaparecido toda referencia al conocimiento como un modo de comprensión de la realidad, las discusiones epistemológicas prácticamente han desaparecido de los programas, igual sucede con las matemáticas y la lógica como disciplinas, éstas, se han remplazado por matemáticas aplicadas como los cursos de estadística (con la consecuencia que ni se entiende la estadística ni se sabe matemáticas), o se han remplazado por cursos de uso de aparatos de computador, (sería útil, que más que el uso comercial de estos aparatos, se presentarán como un mecanismo integrados a los medios científicos, al modo del microscopio, o el telescopio por nombrar algunos) y que decir de las actividades de laboratorio, que con el argumento de sus costos, prácticamente han desaparecido como estrategia didáctica, o se ha remplazado por programas virtuales (es como si un biólogo, en vez de llevar sus fenómenos a la situación de laboratorio, se le pasara una película de los paisajes de la tierra).
5) Un factor más, se relaciona con los “encargos” que a la psicología se le hacen desde distintos ámbitos sociales. Estos encargos se han institucionalizado como oficios, sólo hay que poner el rótulo “especialidad psicológica” sin importar si tiene alguna fundamentación en la teoría psicológica, y entonces se responde al pedido social, no desde la psicología como disciplina científica, sino desde la psicología como arte práctico u oficio. Seria pertinente examinar las especializaciones y las maestrías en psicología pare ver su conexión entre lo disciplinar y la formación que se ofrece, seguramente, este análisis nos mostrará una oferta de artes prácticas y un distanciamiento de la psicología como disciplina científica.
Para terminar, parafraseando a Bunge, seria oportuno que si la psicología quiere cumplir su ideal de ser una ciencia, debe formar a sus futuros miembros con la lógica de la ciencia, asumir una filosofía de la ciencia que permita y facilite el desarrollo científico, esto mismo le ayudaría a combatir los seudoexperimentos que tanto abundan hoy y con los que se gradúan incluso doctores.
Tiberio Pérez Manrique

Referencias
Bunge, M. (2013). Epistemología (4ª ed.). México, siglo XXI editores.

Skinner, B. F. (1981). Ciencia y conducta humana. Barcelona, Fontanella, S.A.

martes, 8 de octubre de 2013

La ciencia como una búsqueda de invariancias que reemplacen los animismos


“…la idea darwiniana de que la aparición, la evolución, el refinamiento progresivo de estructuras cada vez más intensamente teleonómicas, es debido a perturbaciones sobrevenidas a una estructura poseyendo ya la propiedad de invariancia , capaz por consecuencia de <conservar el azar> y por ello de someter los efectos al juego de la selección natural” (Monod, 1993, p. 35).

“Por otra parte, el progreso de la neurofisiología y de la psicología experimental comienzan a revelarnos al menos algunos de los aspectos del funcionamiento del sistema nervioso. Lo bastante para que sea evidente que el sistema nervioso central no puede, y sin duda no debe, expedir a la consciencia más que una información codificada, transpuesta, encuadrada en normas preestablecidas: es decir, asimilada y no simplemente restituida” (Monod, 1993, p.  47).

Las citas anteriores han sido tomadas del libro El azar y la necesidad de Jacques Monod. Este libro hace un análisis de cómo se puede hacer ciencia sin necesidad de apelar a conceptos finalistas, los hechos  se pueden explicar sin la necesidad de hacer uso de causas finales y meno por causas trascendentales con implicaciones teológicas. Sin embargo, es muy común que este tipo de explicaciones se presenten reiteradamente en la psicología, como cuando se afirma que la función del cerebro es la de pensar, o hacer significativa la realidad mediante una representación simbólica de la esta. Esto resulta de invertir la invariancia con los efectos, como sucede con las explicaciones animistas primitivas, es decir, el suponer que los efectos tienen el fin de conservar la invariancia, cuando los efectos son más bien el resultado impredecible de ésta. Por ejemplo, es como si se quisiera explicar una cámara fotográfica por las fotos que toma, o explicar las fotos tomadas, por los mecanismos de la cámara: si bien la cámara cuenta con mecanismos que toman fotos, las fotos mismas son impredecibles desde la cámara, son inexplicables desde los mecanismos de la cámara.

En psicología, el concepto de contingencia recoge muy bien los de azar y necesidad. Las contingencias configuran invariancias que en su conjunto nos permiten hablar de un organismo, de un sujeto, o de una ser de razón. Las invariancias se objetivan en las realizaciones, en las acciones para el caso (efectos posibles), así que los sucesos psicológicos quedan explicados cuando precisamos las contingencias que delimitan la ocurrencia de las acciones. Pero cuando explicamos un suceso psicológico poniendo como causa una entidad mental o cognoscitiva, no se hace cosa distinta que dar una explicación animista, apelar al Dios de la lluvia para explicar la lluvia.

En ocasiones anteriores me he referido a que el origen del conocimiento debe buscarse en las invariancias histórico sociales del hombre e instanciadas en el lenguaje mas que en invariancias del cerebro, lo que nos previene de apelar al Dios cognoscitivo para explicar las relaciones que los humanos mantienen con el ambiente, con otros, o consigo mismo gracias al lenguaje.

Tiberio Pérez Manrique
Referencias

Monod, J. (1993). El azar y la necesidad. México: Planeta Mexicana. 

miércoles, 4 de septiembre de 2013

A propósito del III Congreso de Psicología: Las instituciones como modos de convivencia


Ribes, E. ; Rangel, N. E. y López-Valadéz, F. (2009): “Las instituciones constituyen sistemas de relaciones prácticas compartidas mediadas por el lenguaje. Por ello, constituyen el medio que posibilita determinada forma de relaciones interindividuales, y funcionan con base en criterios compartidos que estipulan y regulan los roles sociales que desempeñan diversos actos en determinadas circunstancias. El surgimiento de instituciones diversificadas y diferenciadas es un signo de evolución y complejidad social. Un mayor número de instituciones distintas posibilita funciones sociales múltiples para los actos de los individuos en sociedad. Puede decirse que las contingencias comunes y compartidas que afectan a los miembros de una organización social son, en sentido estricto, la actualización interindividual de las instituciones como sistemas complejos de relaciones convencionales” (Julio, 15).

A propósito del III Congreso de Psicología – COLPSIC, que se estará realizando por esta fecha en Bogotá, y cuyo tema de análisis es “Por la reconstrucción del tejido social”, vale la pena preguntarse críticamente, si los psicólogos hemos cumplido con el encargo que los griegos le dieron a la psicología, esto es, el de “conducir a los seres humanos hacia la felicidad”. Y de ahí, su gran preocupación por el conocimiento, pues entendieron que sólo mediante éste los humanos podrían ser felices. El conocimiento fue para los griegos una de las más valiosas virtudes.

Sin embargo, en el transcurso de la historia, el conocimiento se convirtió en una cosa, que tan sólo unos pocos privilegiados (por natura o por que se poseen el dinero para adquirirlo) podían tener. Hay que ver, como la misión original de la Universidad, referida al conocimiento universal, ha cambiado a lo que hoy se conoce como Universidad de propósitos finalizado, y que se refiere a que ésta debe ser una institución dedicada a investigar aquello por lo que se le pague o redunde en utilidad económica. Y en esta misma lógica de mercado se inserta la formación de profesionales, se trata de formar un recurso humano (a la manera de recurso natural) cuyo comportamiento profesional sea un bien de alta calidad, sujeto a las leyes del mercado – oferta y demanda-. No es extraño entonces que hablemos de “reconstrucción del tejido social”, se trata de reparar la “cosa humana”.
Tal vez sea tiempo de abandonar la idea de máquina cartesiana, y considerar que esto que nos hace humanos, tiene la misma lógica por la cual somos seres vivos. Es decir, somos humanos por que somos seres cuyo modo de vida va más allá de lo físico-químico, y de lo biológico, somos además seres que vivimos en un medio convencional, y por esto somos seres de convivencia.

La convivencia, como lo ha hecho ver con mucha claridad Ludwig Wittgenstein, es un modo de vida que se hizo posible en los “juegos de lenguaje”, que a través de la historia humana todos hemos construido, incluidos quienes ya murieron. Quien se esté al margen de estos juegos de convivencia no puede considerarse un ser humano, y para esto, los mismos humanos han dispuesto formas de integrarse a los distintos modos de convivencia; se trata de las instituciones, entendidas como los modos de relación legitimados como formas de convivencia. Cabe aclarar que para que el mecanismo funcione, una institución no puede ser visto como lo que hoy se conoce como clubes privados. Si bien es cierto que como seres individuales nos es imposible participar en todos los juegos de convivencia, si se debe hacer posible su ingreso de una manera real y efectiva. Era de estos asuntos de los que se encargaba la política en la antigua Grecia y que hoy parece haberse olvidado.
Hemos venido hablando de las posibles amenazas para la vida en el planeta, como el cambio climático, las posibilidad de una guerra más allá de lo nuclear, de las epidemias, pero tal vez nos hemos olvidado de una amenaza mas importante –los marginados de la historia y su desintegración sociocultural-

¿Qué pasó con la “felicidad” humana, a quién le importa?

Tiberio Pérez Manrique

Referencias