sábado, 19 de noviembre de 2011

Juegos de lenguaje y Antropología


Dos de las condiciones que han configurado la historia humana son sin duda: las condiciones de significación de la realidad y el establecimiento de instituciones, sean estas implícitas o explicitas. De ahí, la importancia de la antropología, como una ciencia que se encarga del estudio sistemático de las condiciones disposicionales, físicas (antropología física) y culturales (antropología cultural) en las cuales se encuentran inmersos los organismos y que ha hecho de los humanos lo que hoy son.
Darwin, explicitó el mecanismo mediante el cual la vida trasciende lo situacional – la evolución por selección natural.  Y en este breve comentario, me quiero referir a uno de los componentes de la teoría de la evolución: las variaciones; este es un concepto de amplia heurística, pero en especial, de una heurística no vacía. En biología, las diversas estructuras del organismo fueron los empíricos que delimitaron significativamente la categoría variación, y  hoy, el desarrollo de las investigaciones del ADN han permitido una mayor precisión empírica. Si no se entendiera aún  el origen de las variaciones y la conservación de las mismas, la vida misma sería todavía un misterio.
Ahora, analógicamente, significación de la realidad e instituciones conservan una relación idéntica a la dada entre variaciones y herencia. Las instituciones son contingentes a la significación de la realidad, es decir, que la significación de la realidad es una condición previa y necesaria para el desarrollo de una institución. Esta es una idea que ha estado presente en propuestas analíticas como las de Skinner (cf., selección por consecuencias), también en Vigotsky. Aquí sólo estoy subrayando el hecho de que la selección natural no ocurre en el vació, requiere de unas condiciones – disposicionales.
Hay una delimitación en el uso del concepto variación y se relaciona con lo que en análisis del comportamiento se conoce como generalización de respuesta. Este concepto se refiere  aquí  a que una misma condición de estímulo acepta diferentes morfologías de respuesta como forma de ajuste situacional. En biología se habla de alelos, o formas alternativas de un mismo gen, que pueden funcionar igualmente bien para una condición ambiental. Precisamente, el que se pueda responder a una situación con morfologías diferentes es lo que aleja la posibilidad de considerar a un organismo como un autómata, es decir, sus posibilidades de responder de manera distinta a una misma condición de estímulo. Son los disposicionales, físicos o culturales, los que delimitan las formas de respuesta “aceptables” y constituyen una lógica o “juego de lenguaje.”
La significación de la realidad, no es un factor que los humanos puedan hacer de lado, es un modo de vida y como tal, se constituye en una condición de supervivencia. La significación de la realidad resulta de la interacción del organismo con el ambiente y la estabilización de estas interacciones a través de lo institucional.
Una institución, cualquiera que sea, está regulada por tres mecanismos: a) las  reglas de intercambio, b) las reglas de sujeción o de poder y c) las reglas de legitimidad o ética. Las reglas de intercambio se estudian ampliamente en la economía, las reglas de poder, están  constituidas por las advertencias y la sanción, y las reglas de legitimidad se basan en juicios sobre lo que se debe hacer y sobre lo que no se debe hacer. Estos tres tipos  de regulación institucional no se hallan en perfecto equilibrio, por lo que en una sociedad, muchas veces se generan situaciones heterotópicas, lo que se convierte en una amenaza a la supervivencia. Sería importante realizar investigaciones, empíricas o de modelamiento relacionadas con la forma en que se pueden combinar estas tres formas de regulación institucional, lo que nos permitirá pensar en hacer posible una institución ideal.
En conclusión, la significación de la realidad toma forma en lo institucional, no en una entidad biológica, llámese cerebro o mente.

Tiberio Pérez Manrique

viernes, 4 de noviembre de 2011

Análisis del comportamiento y psicología del desarrollo


Dar cuenta de las actividades cotidianas de los seres vivos, y con particular atención, de las del hombre, es el reto de la psicología. “Pocas cosas hay tan conocidas como la conducta humana. Siempre se está en presencia de al menos alguien que manifiesta cierto tipo de la misma.  Del mismo modo, pocas cosas son tan importantes como la conducta propia o la de los demás” (Skinner, 1991, p.83 – traducción española). Los humanos, comen, caminan, duermen, cantan, leen, escriben, bailan, hacen el amor, en fin, se dedican a una variedad de actividades que con razón Jesús Conill, se refiere a todo esto en términos del “enigma del animal fantástico”. Es decir, para una persona desprevenida, todo este hacer de los seres vivos parece incomprensible y se ve como un asunto de magia. Pero quienes se dedican a la ciencia no descansarán hasta responderse una serie de preguntas, tales como: ¿cuál es el origen de estas actividades?, ¿qué condiciones las actualizan o las determinan en el presente?, ¿cómo cambian o, se pueden cambiar?
Las preguntas anteriores, han configurado una temática conocida como Psicología del Desarrollo. Sin embargo, ha resultado una ardua tarea, encontrar categorías analíticas, precisas, sin mayor ambigüedad, que faciliten un tratamiento empírico que permitan responder y hacerlas comprensibles. Las categorías que se han usado se entrecruzan unas con otras, por ejemplo, desarrollo, se cruza con maduración, con historia y con evolución.
La estrategia del análisis del comportamiento consiste en delimitar la naturaleza de lo que se desarrolla, partiendo de una definición fundacional o raíz de lo psicológico – La interacción del organismo con el medio ambiente-. El Análisis del Comportamiento asume la propuesta de Aristóteles de lo psicológico como inter-actividad; característica ésta que hace la distinción entre lo vivo y lo inerte. Y para su precisión empírica, se delimitan las “variables”, esto es, los objetos estimulares y las morfologías o reactividades del organismo. Ahora, el reto es poder, mediante estos pocos elementos, dar cuenta de la actividad entera de un organismo, dentro de un marco comprensible. La preocupación por presentar de manera integral lo psicológico ha estado presente en las distintas aproximaciones psicológicas, por ejemplo, en la Gestalt, en la idea de un “yo”, en William James, quien decía que lo psicológico no ocurría por pedazos.
El Análisis de la Conducta se aproxima a una visión integral de lo psicológico, mediante la idea de desarrollo de las funciones conductuales. El análisis de la conducta, entiende por ejemplo, que toda función psicológica es en principio actividad bilógica, pero la trasciende; se entiende que para ver, se requiere de una estructura – los ojos – pero ver es más que esto, implica hacer contacto con ciertas condiciones estimulares (longitud de onda). También se debe entender que ver no implica una conexión automática o mecánica entre condiciones estimulares y reactividades biológicas, dado que una de las características de la inter-actividad es su carácter de episódico, lo que a su vez permite diferentes posibilidades relacionales (o combinaciones entre condiciones de estímulo y morfologías). Esto que parece simple, permite establecer relaciones de diferentes morfologías con una misma condición de estímulo, por ejemplo, cuando veo una luz verde, puedo ante esa condición de estímulo hacer un dibujo verde, responder mediante una morfología convencional, de tipo verbal – “esto es de color verde”, y hacer comparaciones, o lo que se conoce como tareas de igualación a la muestra. A esta característica de permutabilidad de las funciones de respuesta y las funciones de estímulo la llamó Ribes “desligamiento funcional”. Hasta aquí entonces podemos rastrear el origen de las funciones psicológicas.
Ahora, ¿cómo dar  cuenta de las interacciones que se presentan en una situación específica? El análisis de la conducta, asume en concordancia con la teoría de la evolución por selección natural, que una vez que aparece una variación esta pertenece al presente de la especie. Para el caso de las funciones de la conducta, una vez que se establece un modo relacional, este forma parte ahora de los modos de relación con esa condición estimular – una vez que se aprende a montar en bicicleta no se desaprenderá – ahora forma parte de mis actividades.
¿Por qué, todo lo que se hace parece ordenado y coherente? Una morfología, como se dijo antes, establece relaciones con múltiples condiciones de estímulo simultáneamente; como en el ejemplo de ver verde. No solo hay una interacción fisicoquímica, sino que también hay una relación con medios convencionales, puedo hablar del verde, puedo escribir sobre el verde, puedo hacer un dibujo.
 ¿Por qué se presenta una interacción y no otra? Como seres vivos siempre estamos inmersos en actividades (en interacciones). Sin embargo toda actividad es dinámica casi que por definición y quizás para entender esto, pueda resultar práctico pensar en la manera como se relaciona una melodía con los distintos pasos de un baile, nótese que unos pasos van de primero y otros de último, y si este orden se pierde por algún motivo, el baile puede verse mal, aunque en algunas ocasiones puede resultar en una mejora. Es decir, el que se presenten ciertas actividades y no otras es un asunto de responder a distintos criterios situacionales, no un asunto de algún a priori.
¿Pueden cambiar las formas de interacción ya establecidas? De hecho cambia, lo vemos en la vida cotidiana, cambian en la medida que se establecen formas de interacción que permiten un mejor ajuste a los criterios de la “buena forma”, para usar un término propio de la Gestalt.
Para concluir, la psicología del desarrollo, se ocupa de hacer comprensible la forma como las distintas funciones conductuales se integran en un todo coherente – Cómo se configura ese YO del que hablan otras alternativas teóricas.
Tiberio Pérez Manrique

Skinner, B.F. (1991). El análisis de la conducta: una visión retrospectiva. España: Limusa.