martes, 8 de octubre de 2013

La ciencia como una búsqueda de invariancias que reemplacen los animismos


“…la idea darwiniana de que la aparición, la evolución, el refinamiento progresivo de estructuras cada vez más intensamente teleonómicas, es debido a perturbaciones sobrevenidas a una estructura poseyendo ya la propiedad de invariancia , capaz por consecuencia de <conservar el azar> y por ello de someter los efectos al juego de la selección natural” (Monod, 1993, p. 35).

“Por otra parte, el progreso de la neurofisiología y de la psicología experimental comienzan a revelarnos al menos algunos de los aspectos del funcionamiento del sistema nervioso. Lo bastante para que sea evidente que el sistema nervioso central no puede, y sin duda no debe, expedir a la consciencia más que una información codificada, transpuesta, encuadrada en normas preestablecidas: es decir, asimilada y no simplemente restituida” (Monod, 1993, p.  47).

Las citas anteriores han sido tomadas del libro El azar y la necesidad de Jacques Monod. Este libro hace un análisis de cómo se puede hacer ciencia sin necesidad de apelar a conceptos finalistas, los hechos  se pueden explicar sin la necesidad de hacer uso de causas finales y meno por causas trascendentales con implicaciones teológicas. Sin embargo, es muy común que este tipo de explicaciones se presenten reiteradamente en la psicología, como cuando se afirma que la función del cerebro es la de pensar, o hacer significativa la realidad mediante una representación simbólica de la esta. Esto resulta de invertir la invariancia con los efectos, como sucede con las explicaciones animistas primitivas, es decir, el suponer que los efectos tienen el fin de conservar la invariancia, cuando los efectos son más bien el resultado impredecible de ésta. Por ejemplo, es como si se quisiera explicar una cámara fotográfica por las fotos que toma, o explicar las fotos tomadas, por los mecanismos de la cámara: si bien la cámara cuenta con mecanismos que toman fotos, las fotos mismas son impredecibles desde la cámara, son inexplicables desde los mecanismos de la cámara.

En psicología, el concepto de contingencia recoge muy bien los de azar y necesidad. Las contingencias configuran invariancias que en su conjunto nos permiten hablar de un organismo, de un sujeto, o de una ser de razón. Las invariancias se objetivan en las realizaciones, en las acciones para el caso (efectos posibles), así que los sucesos psicológicos quedan explicados cuando precisamos las contingencias que delimitan la ocurrencia de las acciones. Pero cuando explicamos un suceso psicológico poniendo como causa una entidad mental o cognoscitiva, no se hace cosa distinta que dar una explicación animista, apelar al Dios de la lluvia para explicar la lluvia.

En ocasiones anteriores me he referido a que el origen del conocimiento debe buscarse en las invariancias histórico sociales del hombre e instanciadas en el lenguaje mas que en invariancias del cerebro, lo que nos previene de apelar al Dios cognoscitivo para explicar las relaciones que los humanos mantienen con el ambiente, con otros, o consigo mismo gracias al lenguaje.

Tiberio Pérez Manrique
Referencias

Monod, J. (1993). El azar y la necesidad. México: Planeta Mexicana.