viernes, 14 de diciembre de 2012

La falacia de la conducta encubierta



“For instance, if the P3 indexes emission of a response, it could be useful to assess if the listener behaves verbally by emitting covert behavior echoics (Schilinger,2008) and  if the mnemonic behavior of remembering constitutes a form of problem solving (Palmer, 1991) “

La anterior cita, es un reflejo de la discusión  que se presento en el análisis de la conducta, entre conducta abierta y conducta encubierta. Esta discusión obedece todavía a una concepción dualista de lo psicológico, heredada de Descartes y aún no superada. Aquí se consideraba que el problema de lo psicológico era básicamente un problema tecnológico, es decir, que al aumentar los niveles de resolución de los instrumentos, lo psicológico se haría como en una tomografía; o como se plantea ahora, en Eventos relacionados a Potenciales de respuesta –ERP-  claramente visible. Interpretaciones como estas, obligan a los analistas de la conducta a explicitar los criterios de distinción entre lo psicológico y lo estructural.
La categoría psicológica es una categoría relacional, es decir, que los eventos que se incluyen en ella, no son propiedades de un objeto, tales como peso, masa, características atómicas, eléctricas u otras por el estilo. Implica entonces que hacer un análisis de los fenómenos psicológicos como si se tratara de propiedades de objetos no es lo más indicado.
Si lo psicológico es un evento relacional, este no puede analizarse con independencia del contexto en el que ocurre, o del campo de su ocurrencia. Sin embargo, prototipos experimentales como –presión de la palanca-  con la que la mayoría de analistas de la conducta estamos familiarizados, ha dado margen considerar que el objeto  de análisis psicológicos  es la acción como producto (de hecho, su medida es de producto –5 repuestas por minuto-) y todos los análisis se dirigen al control de “calidad” del producto.
Un análisis de lo psicológico, con énfasis en su carácter de interactividad, se centra en las reactividades organismicas y el establecimiento de sus funciones respecto de las funciones estimulares de los objetos, o ambiente. En el caso de presión de la palanca,  las reactividades son múltiples, motrices, visuales, táctiles, incluso auditivas. Coordinadas estas reactividades por las condiciones estimulares del objeto, tales como peso de la palanca, textura u otras. Ahora, esta interacción se inserta en un contexto que regula su ocurrencia; por ejemplo, en la triple relación de contingencia, la comida y el estímulo discriminativo es contingente a su ocurrencia. Pero además, existen otros elementos del contexto que determinan su ocurrencia, como es, las horas de privación, drogas que se aplique al organismo, otras actividades disponibles.
El caso humano, un episodio verbal, como interacción, comprende las reactividades del organismo (morfologías convencionales para el caso), el referente u objeto estimular (las propias morfologías, que ahora cumplen la función de objeto estimular, o las morfologías de oyente o referido, para el caso.). La ocurrencia del episodio verbal, se inserta en un contexto a lo que Wittgenstein llama –juego de lenguaje.
Finalmente, una aproximación más coherente entre psicología y neurociencias, necesita alejarse de la interpretación reduccionista y abordar la relación con base en una categoría de eventos disposicionales, en el sentido de Ryle (una cosa es un episodio de rumiar y otra es una estructura de rumiante; una cosa es estar resolviendo una ecuación y otra es un ERP). Los eventos psicológicos ocurren en un organismo, pero éste es un evento disposiciones como lo es el ambiente, que hace posible que la relación como evento psicológico ocurra.
Tiberio Pérez Manrique
 Referencias
Palmer, D.C. (1991). A behavioral interpretation of memory. En L. J. Hayes & P. N. Chase (Eds.). Dialogues on verbal behavior (pp. 261-279). Reno, NV: Context Press.
Schelinger, H. D. (2008). Listening is behaving verbally. The Behavior Analyst, 31, 145-161.