domingo, 23 de junio de 2013

La psicopatía un ejemplo de instanciación de las leyes de la conducta


El “Diagnostic and Statistical Manual  of Mental Disorders (DSM-5)”, se publicó en Mayo de este año, y en el, una de las categorías diagnósticas comprende los Trastornos de Personalidad (TP), y se incluye aquí el trastorno psicopático. Las siguientes son algunas de sus características descritas en el manual:

“Descripción de las categorías diagnósticas de los TP en el borrador del DSM-V

a) Trastorno antisocial/psicopático

…las personas que coinciden con el tipo psicopático son arrogantes y egocéntricas, buscan el poder sobre los demás y los manipulan o se aprovechan de ellos con el fin de infligir daño o para lograr sus objetivos. Son insensibles y muestran poca empatía con los demás, a menos que éstos sean coincidentes con sus intereses. Muestran desprecio por los derechos, propiedades o seguridad de los demás, y no sienten culpa o remordimientos por el daño que causan. Pueden actuar de manera agresiva o sádica hacia los demás en pos de sus intereses personales y parecen obtener placer o satisfacción al dominar, humillar o degradar a los demás. También tienen encanto superficial y capacidad de agradar cuando conviene a sus propósitos. Demuestran pocos principios morales convencionales y tienden a negar la responsabilidad de sus actos y a culpar a otros de sus propios fracasos y defectos” (Esbec y Echeburúa, 2011, p.7).

Tal vez, algunos se pregunten, sobre el por qué de este tema en un blog de Análisis de la Conducta. La respuesta se fundamenta en que: una ciencia de la conducta debe poder explicar mediante sus leyes, los sucesos particulares, sin caer en la ambigüedad de convertirse en una práctica de lo particular. El DSM-V, ha mostrado su utilidad como modo taxonómico de las llamadas conductas “desviadas” de la norma, y tal vez, así como el sistema de taxonomía de Linneo facilitó el trabajo teórico de Darwin, el DSM-5 facilite el trabajo conceptual de la psicología.

Es obvio que las leyes de la física deben explicar sucesos particulares como la ocurrencia de un accidente de tránsito, aéreo u otros, y sin embargo, no por esto, las normas de tránsitos son un capítulo de la física. La psicopatías, para usar las analogías, se parecen a los accidentes de tránsito, en el sentido que se convierten en un problema social y que requieren tratarse de manera efectiva (vale la pregunta, ¿son tratamientos pertinentes la cárcel o la terapia?).

Las primeras conceptualizaciones de la psicopatía surgieron en un contexto filosófico y religiosos, se le consideró como un trastorno de las facultades morales, cuya cusa radicaba en la incapacidad de distinguir entre el bien y el mal. En el curso de la discusión, se fueron elaborando construidos -principalmente en la edad media- como los de sujeto, el yo, y el de personalidad. Al construido de personalidad se le dotó de estatus causal, tales como los factores de personalidad o rasgos de personalidad, es así que en el presente se habla de la psicopatía como un trastorno de la personalidad (TP), más exactamente como, trastorno antisocial de personalidad (TAP), cuya causa se debe a un rasgo (se supone, biológico, más exactamente, de origen genético) que se expresa en la conducta desviada del tipo TAP. Las concepciones menos restrictivas, consideran la psicopatía como el resultado de factores de personalidad que se expresan en aquellas personas que han estado expuestas a factores situacionales; de manera idéntica como se expresarían problemas como la obesidad o la diabetes.  

¿Cómo ve el análisis de la conducta las conductas catalogadas como psicopatía?. Como una ciencia de la conducta, quienes se dedican a ésta se interesan en “comprender” los sucesos de su interés. En su origen, el análisis de la conducta asumió que un suceso quedaba explicado cuando era  posible colocarlo bajo control. Esto, que en principio pareció una postura epistemológica radical, hoy se entiende mucho mejor, se entendió por ejemplo, que controlar un suceso no significa que se comprende su funcionamiento. A través de la historia, los humanos han controlado diversos fenómenos; controlaron el fuego, controlaron la dirección de las flechas y sin embargo no comprendían el cómo era posible esto. Un suceso queda comprendido cuando es posible establecer una historia de las relaciones en las que entra el suceso que se quiere explicar o comprender.

Con el propósito de comprender la conducta, lo primero que hace el análisis es delimitar los elementos de las relaciones así: las funciones de respuesta y las funciones de estímulo, cuyo criterio de diferenciación no es otro que el énfasis que se coloca en lo que se quiere explicar (explanandum), y lo que explica (explanans). Un organismo por ejemplo puede fungir como el locus en el que toman forma las funciones de respuesta, pero también en el que toman forma las funciones de estímulo.

Bajo este modelo, el análisis de la conducta ve las llamadas conductas psicópatas, como un tipo de relaciones mediadas convencionalmente, más que un resultado, o la expresión de algo a manera de síntoma. Es decir que las estás se realizan gracias al lenguaje y que toman su significado de “psicópatas”  porque se ajustan a un criterio, que también es de carácter convencional.

Tradicionalmente la psiquiatría ha relacionado las conductas psicópatas con personajes a quienes se les atribuye el disfrutar el ejercer poder sobre otros, tales como Nerón, Lucrecia Borgia, Hitler y muchos otros de actualidad y si distingo nacional. Sin embargo, también se ha enfatizado en la psicopatía como un síntoma a la que le subyace una causa, por lo general orgánica (genética). Bajo el modelo médico, lo que es problema son los síntomas, es decir que son estos los que requieren explicación y cuando se conocen las causas y se les controla, los síntomas desaparecen. Aquí, los síntomas y sus causas se confunden puesto que no se reconoce que el problema no son las conductas, son sus efectos que tienen sobre el otro, incluso sobre el propio sujeto, que mediante el lenguaje so convierte en “yo” –egocéntrico-.

El análisis de la conducta ubica las llamadas conductas psicópatas, más como aquellas relaciones- funciones de respuesta – funciones de estímulo-  y que dado que se trata de relaciones mediada por lo convencional, se apartan de esta convencionalidad (explícita; como cuando se viola una norma, o implícita como en el caso la mentira).

Apartarse de la relación convencional, puede suceder cuando las funciones de estímulo reales se enmascaran con otro tipo de funciones de estímulo, ejemplo de esto es la mentira (un funcionario presenta un proyecto para una inversión social, pero en realidad, el proyecto tiene funciones de uso personal, o como cuando se señala a una persona de representar un peligro, cuando en realidad sabemos que no lo es). Si la psicopatía se considera como una forma de poder es precisamente porque en su aplicación se violan las relaciones convencionales (que como convencionalidades son el fundamento y la base de lo ético), y por esto, los griegos se refirieron a estos problemas como que tenían su origen en la facultad moral.

El análisis de la conducta, también asume que las relaciones no tienen el carácter de absolutas, sino que se enmarcan en un contexto, por ejemplo, es más probable que se den relaciones calificadas como relaciones psicópatas, en un contexto en donde se carece de relaciones convencionales que en uno altamente convencionalizado (se diría, donde la ley funciona).

Para concluir, se dijo al comienzo de este escrito, que las conductas psicópatas constituyen un problema social análogo a los accidentes de tránsito y que es urgente conocer sus causas. Pues bien, el análisis de la conducta sugiere que estás causas se deben buscar en las funciones de estimulo que determinan los distintos modos de relación dadas entre las personas y puesto que las funciones de estimulo son de carácter histórico, se debe cuidar las convencionalidades que los constituyen, lo mismo que establecer medios de control para evitar la violación de dichas convencionalidades (la psicología se refiere a esto, dentro de la temática de desarrollo moral). Muchas personas no se les observa como psicópatas, porque se observa más sus conductas que las funciones de estímulo que disponen para otros, o no se observa la frecuencia con que se apartan de las relaciones convencionales, en sus modos de relación con los otros o con ellos mismos, incluso con el ambiente, como en los casos de los delitos ambientales.

Tiberio Pérez Manrique
Referencias
Esbec, E. & Echeburúa, E. (2011). La reformulación de los trastornos de personalidad en el DSM-V. Actas Españolas de Psiquiatría. 39, 1-11.