martes, 25 de septiembre de 2012

EVO – DEVO Y CONDUCTA


“…once you take a broader view of heredity and accept that not all changes in transmissible information are the result of accidents, this exclusive focus on selection is no longer legitimate. To understand adaptation, you also have to study the instructive processes involved in the generation and transmission of variation, and the way in which they interact with selection (Jablonka y Lamb, 2006, P. 357).
La ciencias del comportamiento han aceptado casi sin mayor reparo, la lógica propuesta por la Biología;  explicar la conducta en términos de las causas próximas (i.e. mecanismos ontogenéticos) y causas últimas (i.e. éxito reproductivo o el valor adaptativo de la conducta). En tiempos recientes, y gracias a los avances técnicos y científicos, relacionados con la herencia y la secuenciación del ADN, los dos tipos de mecanismos explicativos se han comenzado a reconsiderar, incluso en su lógica. Esto se hizo posible gracias al trabajo conjunto de campos como evolución y desarrollo evolutivo, o  Evo-Devo, como mejor se le conoce. Raff (2007) definió Evo-Devo, como el estudio de cómo los procesos de desarrollo evolucionaron para  originar  nuevos patrones de desarrollo, nuevos genes reguladores del desarrollo, nuevas morfologías, nuevas historias de vida y nuevas posibilidades conductuales. Esta visión no parece tener nada distinto a la propuesta Aristotélica. Aristóteles  consideró que un organismo vivo se hallaba integrado al ambiente, a través de su estructura y su función. Sin embargo, un cambio fundamental está en los instrumentos analíticos con los cuales organizamos y significamos la realidad. Desafortunadamente, a través de la historia de la ciencia, se ha privilegiado la explicación causal, con su semántica de linealidad y de agente. La biología no escapó esta lógica, y apeló en sus explicaciones a las causas finales y a las causas próximas. Por ejemplo, a la hora de explicar las variaciones, estas se explicaron con base en las mutaciones genéticas. Pero precisamente, lo que nos empieza a mostrar los datos de las investigaciones en Evo-Devo, es que la función de los genes es la de elaborar una estructura lo suficientemente variables de manera tal que si hay un cambio en el ambiente, esta estructura sobreviva. De otra forma, las investigaciones en desarrollo evolutivo dan cuenta de los mecanismos estructurales, en tanto que las investigaciones en  Evo, dan cuenta de la conservación de los mecanismos de desarrollo, incluidas las posibilidades interacciónales o conductuales, es más, si no fuera así, tendríamos un desborde de mecanismos, lo que haría inviable cualquier estructura.  Esto implica también, que más que una explicación por causas últimas, sería más apropiado usar una explicación contingencial; La estructura que configura un organismo es contingente a sus condiciones de vida. La lógica de la explicación cambia, aquí el énfasis de lo que hay que explicar no se coloca en una entidad, gen, como fuente y origen de las variaciones, sino en sus posibilidades de expresión, con la conservación de la identidad estructural, determinada por la historia de vida.
Tiberio Pérez Manrique
Jablonka, E. & Lamb, M. J. (2006). Evolution in four Dimensions: Genetic, Epigenetic, Behavioral, and Symbolic Variation in the History of Life. Cambridge. The MIT Press.
Raff, R. A. (2007). Written in Stone: fossils, genes and evo-devo. Nat. Rev. Gent. 8, 911-920 (doi: 10.1038/NR2225).

lunes, 10 de septiembre de 2012

El YO Psicológico, una elaboración social


“…mi objetivo ha sido crear una historia de los diferentes modos por los cuales, en nuestra cultura, los seres humanos se convierten en sujetos. Mi trabajo se ocupa de tres modos de objetivación que transforman los humanos en sujetos.
El primero es: los modos de inquirir que tratan de darse el estatuto de ciencias; por ejemplo, la objetivación de sujeto hablante…O también, en este primer modo, la objetivación del sujeto productivo…O, un tercer ejemplo, la objetivación  de la realidad absoluta del ser viviente en la historia natural o en la biología” (Foucault, 1991, pp. 51-52).
“432. Todo signo parece por sí solo muerto. ¿Qué es lo que le da vida? -Vive en uso” (Wittgenstein, 1988, p. 309).

El análisis de la conducta ha abordado el problema del Self-Awareness, o del yo, o del autoconocimiento, como un problema de origen social, esto porque  solo cuando el “mundo privado” de una persona es importante para otra persona, es que también viene a ser importante para uno (Skinner, 1974).
Sin embargo, a la hora de aproximarse experimentalmente al problema, se han usado dos perspectivas incompatibles entre sí: La primera, parte de concebir la posibilidad de establecer una estrategia metodológica mediante la cual, un organismo pueda reportar de manera confiable, el mundo “debajo de la piel”. En una segunda estrategia, se parte de la perspectiva en la cual se considera que el problema del yo es un problema de discriminación entre “mi propia conducta y la de otros”  (incluida en la de otros, las interacciones con el mundo fisicoquímico).
Para la primera, los experimentos típicos acuden al uso de espejos, para observar si hay diferencias en los modos de interacción frente a la propia imagen con relación a las interacciones con imágenes distintas a la de sí mismo. En esta misma línea, Lattal (1975) por ejemplo, entrenó a palomas, bajo un programa de reforzamiento diferencial de tasas bajas (DRL) y bajo un programa de reforzamiento diferencial de otras conductas (RDO), y en una segunda fase, las palomas obtenían el reforzador solo si picaban una tecla roja o verde, según el programa en el que previamente hubieran estado; los resultados de este experimento se interpretaron en términos de que las palomas podían dar cuenta de su conducta previa.
Los experimentos realizados bajo la segunda perspectiva, corresponden a  las tareas de igualación a la muestra, principalmente bajo el paradigma de equivalencia de estímulos. En este prototipo experimental, en la parte superior de un tablero se ubica un estímulo muestra (EM) y en la parte inferir del tablero se colocan por lo general tres estímulos comparadores (EC). El procedimiento consta de cuatro fases:
  • La primera de ellas, se conoce como entrenamiento en reflexividad, la segunda y tercera fase se conoce como entrenamiento en simetría, y la cuarta, se conoce como prueba de transferencia o fase de prueba. Por ejemplo, se puede hacer el siguiente experimento con chimpancés:
  • En el centro del tablero se le presenta un estímulo muestra –EM-, su foto, y como comparadores –EC-, la foto de la muestra junto a la foto de otros dos animales; El animal debe seleccionar su propia foto y cada vez que así lo haga, se reforzará esta selección (se trata de establecer una relación reflexiva del tipo, A =A).
  • En una segunda fase, se presenta como estímulo muestra la foto (de sí mismo), pero ahora, los estímulos comparadores, serán vocalizaciones (de sí mismo) junto a dos vocalizaciones de diferentes animales; el animal debe seleccionar su propia vocalización y cada vez que así lo haga, esta selección se reforzará  (se trata de establecer una relación simétrica, A-B; o, B-A).
  • En una tercera fase, como estímulo muestra se presentará la vocalización (vocalización de sí mismo) y como comparadores una característica de su cuerpo (el color de los ojos) junto a dos características propias de dos animales diferentes (se trata de establecer relaciones simétricas A-C), y en lo demás se procederá como en las fases anteriores.
  • Finalmente, en una cuarta fase, se presenta como estímulo muestra la foto (de sí mismo) y como comparadores, los estímulos C (color de los ojos). Es una fase de prueba conocida como de transferencia. Y pretende saber, si dados los entrenamientos previos, emergen nuevas relaciones sin la necesidad de entrenamientos directos.

¿Qué conclusión se puede extraer de estos protocolos experimentales?  Una primera cosa que pudiéramos decir, tiene que ver con el comentario ya citado de Wittgenstein: Todo signo parece por sí solo muerto. ¿Qué es lo que le da vida? -Vive en uso. O en términos de Darwin, toda estructura o función biológica no tiene más sentido que el que se le pueda atribuir en términos de su contribución a la supervivencia.
Los protocolos experimentales ya citados nos ayudan a comprender  “no un mundo bajo la piel”, y más bien, se trata de una categoría analítica con diversos propósitos; con propósitos de ley, con propósitos económicos, con propósitos de autocuidado y que la selección natural favorece por su contribución al éxito reproductivo.
Tiberio Pérez M.

Foucault, M. (1991). El sujeto y el poder. Bogotá: CARPE DIEM.
Lattal, K. A. (1975). Reinforcement contingencies as discriminative stimuli. Journal of the Experimental Analysis of Behavior, 23, 241-246.
Skinner, B. F. (1974). About behaviorism. New York: Knopf.
Wittgenstein, L. (1988). Investigaciones filosóficas. México: UNAM/Crítica.