martes, 20 de marzo de 2012

La falacia de las psicoterapias


Kandel (2007) dice lo siguiente: “Señalé que todos los procesos mentales, desde los más rutinarios a los más sublimes, emanaban del cerebro y que todas las enfermedades mentales, con independencia de su sintomatología, tenían que estar asociadas con determinadas alteraciones del cerebro…Marianne Goldberger hizo una observación interesante en relación con estas cuestiones: el problema no era que Nunberg y, tal vez Edelson, creyeran que estaban separados, sino que no sabían como unirlos” (Introducción, pp. XIX, XX.).
El problema de la relación de la mente con el cerebro y con la ecología del organismo, sigue siendo un problema de la psicología post-aristotélica. Debido principalmente, a la conceptualización de lo psicológico en términos de una sustancia o cosa que está ahí, en el tiempo, más no en el espacio, y como esto es así, sólo se le puede inferir y constatar desde sus efectos. Se asume entonces que la conducta es una expresión de la mente, y si la conducta no resulta “efectiva” para  una circunstancia particular, se le califica como conducta anormal, desviada o producto de una mente enferma, que requiere de tratamiento o de psicoterapia.   
Ahora, si se asume como concepto fundacional, que la conducta es la propiedad interactiva – del organismo entero en relación con su ecología – entonces todos los organismos realizan las acciones para las que están capacitados y es en un contexto de relación con los otros en donde sus interacciones se convierten en problemáticas, más no enfermas, en el sentido de un órgano enfermo.
Los problemas psicológicos pueden resultar por que una morfología no es la más apropiada para una interacción, por ejemplo, si una persona ha perdido su dentadura, su relación con la comida resultara problemática, o por lo menos es diferente  en relación a otros de su especie, o si sus acciones no resultan efectivas para una trama ambiental de significancia vital, éste organismo podrá ver amenazada incluso su existencia, como cuando me encuentro en un país extranjero, o en una ecología que no es parte de mis condiciones normales de vida.
Muchos de los problemas llamados problemas psicológicos, se deben más que a la falta de morfologías apropiadas para la interacción o a la falta de morfologías poco efectivas en una trama ambiental, a la frecuencia de ocurrencia de las interacciones, como en los casos de alcoholismo, tabaquismo, o las llamadas adicciones. En otras ocasiones los problemas resultan del lugar y tiempo de ocurrencia de las interacciones, o su relación con otras acciones, como cuando se consume alcohol y luego se conduce,  o cuando se tienen relaciones sexuales en lugares públicos.
Otro gran grupo de problemas psicológicos son exclusivos de los humanos, en cuanto tiene que ver con morfologías o contingencias convencionales. Se puede decir, que casi toda acción humana forma parte de una interacción convencional, es decir, que está sujeta a un modo arbitrio de relación, y que es valorada como “buena o mala”.
 Muchas de estas morfologías o formas de relación valoradas como problema, se presentan con una alta frecuencia, bien sobre un mismo individuo, o en una amplia población. El que un problema se presente de manera repetitiva no nos autoriza a decir que tiene bases genéticas u que son causados por un órgano que está enfermo. Por definición aquí, se está entendiendo lo psicológico de manera relacional y no estructural. Pero lo que si se puede hacer es desarrollar metodologías que le permitan a un organismo cambiar sus formas de relación consideradas problema. Tal vez sea oportuno decir que lo que Skinner llamó alguna vez Sistema Nervioso Conceptual (SNC), tenga significado, pues muchos de los problemas llamados mentales, tienen su origen en las morfología y contingencias convencionales en las que nos encontramos bajo ciertas circunstancias, y para las que no tenemos competencias.
Tiberio Pérez Manrique
Referencias
Kandel, E. R. (2007). Psiquiatría, psicoanálisis y la nueva biología de la mente. Barcelona: Grupo ARS XX de comunicaciones, S. L.