domingo, 18 de mayo de 2014

Los humanos: ¿máquinas pensantes o una forma de vida para un nicho cultural?


The object of knowledge and the instrument of knowledge cannot legitimately be separated, but must be taken together as a whole”… “Esto escribe P. W. Bridgman en el artículo sobre la actitud epistemológica de Niels Bohr. Jamás podremos satisfacer plenamente el requisito de objetividad formulado con tanto énfasis por Monod: Ello sólo será factible en la medida en que podamos discernir como naturalistas la acción reciproca entre el sujeto investigador  y los objetos de su investigación” (Lorenz, 1980, p. 12).

“La objetividad, sin embargo,  nos obliga a reconocer el caracter teleonómico de los seres vivos, a admitir que en sus estructuras y performances realizan y prosiguen un proyecto. Hay pues allí, al menos en apariencia  una contradicción, que se trata de resolver si es que no es más que aparente,  o de declararla radicalmente insoluble si así verdaderamente resulta ser” (Monod, 1984, p. 31).

Las dos citas previas hacen énfasis en que para comprender una actividad tan cercana y propia de los seres vivos y principalmente de los humanos, como es el conocer, es necesario reconocer que los objetos de conocimiento y el conocimiento mismo, requieren estatutos ontológicos y epistémicos diferentes. En las citas previas se le reconoce como objetos de conocimiento e instrumentos de conocimiento por una parte, o estructuras y performances por otra, y que requieren criterios de delimitación que permitan una orientación diferencial respecto del conjunto de cosas que cada uno de los criterios delimita. De esta necesidad ya se había percatado Leibniz, cuando se refirió a existencia y episteme, como dos asuntos distintos, solo que para esa fecha, los criterios de diferenciación se enmarcaron en la concepción dualista heredada de la edad media.
Hoy la ciencia ha abandonado el dualismo – Materia – Espíritu, y asume que la realidad tiene una única naturaleza y su diferenciación se establecen en los modos como nos aproximamos a ella. Las distintas aproximaciones constituye matrices disciplinares, que se reelaboran de modo continuo conforme se desarrolla la investigación. Tanto la realidad como los modos como nos aproximamos a ella, no constituyen naturalezas distintas de la realidad.
Los modos de aproximarnos a la realidad, han constituido campos de la filosofía, de la psicología, de la sociología y de la antropología principalmente. Estas disciplinas han puesto en claro, como los modos de aproximación a la realidad sirven de base para la comprensión y análisis de cualquier realidad. Estos modos de comprensión y análisis, se suceden en dos contextos distintos; uno temporal y otro social. La escala de los sucesos de la realidad es el presente, pero su análisis ocurre en un tiempo siguiente y los instrumentos de análisis son elaboraciones convencionales (o lo que en una concepción dualista se conoce como “símbolos”). Si no fuera así, tendríamos que admitir la propuesta de Leibniz de armonía preestablecida, entre existencia y episteme, y por lo tanto, también la imposibilidad de separar objeto de instrumentos de conocimiento (i.e. como si el conocimiento de las neuronas emergiera de las mismas neuronas).
Si bien las formas de aproximación a la realidad es una propiedad de los seres vivos, y a lo que los antiguos llamaron alma, las aproximaciones más elaboradas se inician cuando el hombre configura grupos sociales y aparece una forma distinta a los sistemas nerviosos, como forma de coordinación de la acción -el lenguaje-. El lenguaje permitió el análisis de la realidad. Es por esto que la ciencia se desarrolla en la historia reciente del hombre, se requería que los instrumentos conceptuales adquirieran una mayor refinación. Hacer distinción entre realidad e  instrumentos de análisis nos ayuda a evitar discusiones poco útiles como, si la causa es parte de la realidad o es un instrumento de análisis, o si la probabilidad es un modo de ocurrencia de los sucesos o es un instrumento de análisis útil para dar cuenta de la ocurrencia de ciertos sucesos.
Para concluir, el análisis de la realidad se realiza mediante la abstracción de los modos de aproximación a la realidad, esta abstracción ocurre en las distintas comunidades que configuran lo que Wittgenstein denomino como “juegos del lenguaje”, y en estos juegos, se incluye el juego de la ciencia. Es decir que sin comunidad científica, no tiene sentido hablar de ciencia.

Tiberio Pérez Manrique

Lorenz, K. (1974).  La otra cara del espejo: Ensayo para una historia natural del saber humano. Barcelona. PLAZA & JANES, S.A.

Monod. J. (1993). El Azar y la necesidad. México, D.F. Planeta-De Agostini, S.A.