jueves, 19 de julio de 2012

Implicaciones del principio antrópico en la configuración de la psicología como disciplina científica.


-“Vemos el universo como es porque existimos.” “Las cosas son como son porque nosotros somos.”  “Si algo hubiera sido diferente, no estaríamos aquí para darnos cuenta.”- (Ferguson, 2012, p.127).
En esta cita se define el principio antrópico, el cual sería importante considerar en sus implicaciones para la configuración de la psicología como disciplina científica. Kitty Ferguson, describe lo que podría llamarse “un experimento pensado”, mediante el que se pueden visualizar las implicaciones de éste principio para el análisis de los fenómenos psicológicos, el ejemplo es el siguiente: suponga que usted viene de otro planeta y se encuentra un tablero en el que identifica cuadros blancos y negros; 8 cuadros por cualquiera de los cuatro lados e, igualmente, encuentra 32 fichas de diferentes formas, que se corresponden con los colores; 16 fichas blancas y 16 negras; claro, en este momento usted puede decir que se trata de un juego de ajedrez. Pero ¿podrá el extraterrestre “comprender” algún día tal juego? El extraterrestre comprenderá el juego cuando ubique todas las fichas en las posiciones correctas del tablero, cuando asigne a cada ficha su respectiva función (los distintos movimiento en el tablero) y además, pueda delimitar cuándo comienza el juego y cuándo termina. ¿Qué lecciones podemos sacar de este ejemplo para la psicología?
Nótese que la comprensión del juego comienza cuando se reconocen unas condiciones iniciales, para este caso, el tablero y las fichas. Y ¿cuáles son las condiciones iniciales de los fenómenos psicológicos? Usando el principio antrópico como guía, se pueden proponer arbitrariamente ciertas condiciones iniciales; lo que finalmente importa es que estas condiciones permitan explicar “las cosas como son”. Así, las condiciones iniciales propuestas para  explicar los fenómenos psicológicos son las siguientes:
1.             Los fenómenos psicológicos son propiedades de cuerpos físicos. Y como cuerpos físicos, la física tiene una explicación para ellos, que es diferente de la lógica que explica los fenómenos psicológicos propiamente dichos.
2.             Los fenómenos psicológicos son propiedades de los seres vivos. Y como seres vivos, la biología tiene una explicación –Teoría de la evolución por selección natural-
3.             Los seres vivos se diferencian de otra clase de cuerpos físicos por su propiedad interactiva. De las propiedades interactivas se puede predecir: (a) que ocurren en el tiempo y en el espacio, (b) que las interacciones se estructuran relacionalmente, (c) que las relaciones se establecen históricamente y, (d) que las relaciones se diferencian a través del medio de contacto que las posibilita.
Respecto del punto (a), Ribes (2010) dice lo siguiente: “El tiempo y el espacio son las dimensiones en las que transcurre lo real, el mundo de lo sensible y lo práctico. El tiempo y el espacio son coordenadas en las que se fija el inicio, los cambios y el término de lo perecedero, es decir, de lo natural, de lo que está ahí, de lo real” (pp. 25-26). Desafortunadamente, en la psicología, el tiempo se usó más como una categoría explicativa que descriptiva o métrica. Así por ejemplo, se apeló a conceptos como el de contigüidad, temporal y espacial, para explicar fenómenos como el aprendizaje –aprendizaje asociativo-.  Y, precisamente, (b) se aparta del tiempo y el espacio como categoría explicativa proponiendo la propiedad relacional como base de la estructura de los fenómenos psicológicos; aunque, el tiempo y el espacio delimitan los eventos que ingresan en la relación, no son parte del fenómeno psicológico. Lo psicológico toma forma en la relación del organismo con el ambiente; por ejemplo, si se tiene la “vivencia de ver rojo”, es porque el sistema reactivo visual se encuentra en interacción con una condición estimular (longitud de onda lumínica que llamamos rojo que, aunque se identifique un tiempo este no es la causa de la relación). Todas las interacciones fisicoquímicas en las que participa un organismo constituyen sus vivencias (o lo que tradicionalmente se denomina como –mundo de la experiencia-). Además, el uso de una categoría relacional, aleja el análisis de lo psicológico del organicismo. Lo psicológico no es el producto de un órgano.
Las relaciones o vivencias de los organismos, se estructuran para configurar una historia (c); sin historia, las vivencias ocurrirían o fluirían sin ninguna estructura, sería, en términos de James (1890) “una corriente de pensamiento” (p. 239).
Para entender la historia que estructura los fenómenos psicológicos, el análisis del comportamiento ha desarrollado una categoría analítica –las contingencias-, que remplazó como categoría explicativa a la de asociación, en cuanto que ésta última organizaba la experiencia por su cercanía de ocurrencia, o contigüidad en el tiempo y en el espacio. Las contingencias por su parte cumplen una función análoga a la que cumple el tablero en el juego de ajedrez; el tablero es el medio en el que operan y toman realidad las reglas del movimiento de cada una de las fichas, o jugadas.
Así como en el ajedrez, el tablero es el medio para las jugadas, en la psicología, los medios de contacto son el medio para los fenómenos psicológicos. El medio fisicoquímico es el medio para las vivencias o experiencia psicológica (vivencias de diferentes tipos, no solo las de los sentidos como las que privilegió  Wundt), el medio ecológico es el medio para la pertenencia o no, a una filogenia o especie; el medio ecológico, establece las reglas de relación entre especies e intraespecie. Y el medio convencional, es el medio para la significación o el sentido de la realidad.
Tradicionalmente y por la influencia del dualismo cartesiano, se supuso que lo psicológico le pertenece o, a un cuerpo o a una sustancia que, sin ser de su misma naturaleza, es parte de él – la res cogita-. Con base en los supuestos que hemos venido citando, el cuerpo, se incluye aquí como parte de una categoría disposicional.
Una categoría disposicional se usa para delimitar todas aquellas condiciones que sin ser su causa, hacen más o menos probable la ocurrencia de un evento o episodio. Por ejemplo, cuando se dice que un vidrio es frágil, sólo una serie de episodios, -la tasa, con que dadas ciertas condiciones, el vidrio se quiebra- y comparado con otro material (e.g., otra clase de vidrio) nos autoriza a predicar de él su condición de fragilidad.
Para el caso de los organismos, el cuerpo dadas ciertas condiciones hace más probable la ocurrencia de unos episodios; de unas interacciones más que otras, sin que tales condiciones sean las causas del fenómeno. Por ejemplo, la depresión se ha asociado con neurotransmisores como la dopamina y la serotonina, sin embargo, éstos no explican la evaluación que la persona depresiva hace de ciertas experiencias aquello que define la depresión. Los factores genéticos o fisiológicos de un organismo pueden hacer más probable una interacción o fenómeno psicológico, pero no lo explican.
Las condiciones iniciales propuestas aquí para explicar los fenómenos psicológicos serán de utilidad en la medida que permitan organizar e integrar conceptualmente los fenómenos identificados y aceptados por la disciplina y, si con base ellos se pueden plantear soluciones a problemas o se pueden hacer nuevas aplicaciones propias de la psicología.
En este orden, algo que se puede integrar con coherencia a un programa de investigación en psicología, son los datos obtenidos en las investigaciones del propio Wilhelm Max Wundt. Se requiere solo cambiar la lógica de “estados mentales” por la de sucesos interacciónales –organismo-ambiente-. Al considerar lo psicológico como fenómenos interacciónales, caben no sólo los fenómenos de la sensación y la percepción, sino todo tipo de interacción (como las comprendidas en el movimiento de los organismos, nominadas tradicionalmente como conducta).
Otro grupo de investigaciones que adquieren coherencia, son los relacionados con la temática de la consciencia. Aquí nuevamente, si nos apartamos de la lógica de estados mentales, la temática de la consciencia se puede tratar como un problema de las relaciones dadas entre los medios de contacto; esto es, se trata de establecer las posibles relaciones dadas entre el medio de contacto fisicoquímico, el medio de contacto ecológico y el medio de contacto convencional, y los fenómenos psicológicos que cada uno de estos medios posibilita.
Otro de los problemas que se podría comenzar a solucionar se relaciona con el hecho de que se pueda establecer una taxonomía exhaustiva y coherente de los fenómenos psicológicos. Esta clasificación puede realizarse usando las contingencias como categoría organizadora de los funciones de la conducta (e.g., Ribes y López, 1985).
Finalmente, la propia investigación será la que permita evaluar si estos principios facilitan la explicación de lo que haya necesidad de explicar en la psicología.
Tiberio Pérez Manrique

Referencias

Ferguson, K. (2012). Stephen Hawking: Su vida y obra. Barcelona: Crítica.

James, W. (1890). Principios de psicología. México: FCE.

Ribes, E. & López, F. (1985). Teoría de la conducta: un análisis de campo paramétrico. México: Trillas.

Ribes, E. (2010). Teoría de la conducta 2: avances y extensiones. México: Trillas.

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