-“Vemos el universo como
es porque existimos.” “Las cosas son como son porque nosotros somos.” “Si algo hubiera sido diferente, no
estaríamos aquí para darnos cuenta.”- (Ferguson, 2012, p.127).
En
esta cita se define el principio antrópico, el cual sería importante considerar
en sus implicaciones para la configuración de la psicología como disciplina
científica. Kitty Ferguson, describe lo que podría llamarse “un experimento
pensado”, mediante el que se pueden visualizar las implicaciones de éste
principio para el análisis de los fenómenos psicológicos, el ejemplo es el
siguiente: suponga que usted viene de otro planeta y se encuentra un tablero en
el que identifica cuadros blancos y negros; 8 cuadros por cualquiera de los
cuatro lados e, igualmente, encuentra 32 fichas de diferentes formas, que se
corresponden con los colores; 16 fichas blancas y 16 negras; claro, en este
momento usted puede decir que se trata de un juego de ajedrez. Pero ¿podrá el
extraterrestre “comprender” algún día tal juego? El extraterrestre comprenderá
el juego cuando ubique todas las fichas en las posiciones correctas del
tablero, cuando asigne a cada ficha su respectiva función (los distintos
movimiento en el tablero) y además, pueda delimitar cuándo comienza el juego y
cuándo termina. ¿Qué lecciones podemos sacar de este ejemplo para la
psicología?
Nótese
que la comprensión del juego comienza cuando se reconocen unas condiciones
iniciales, para este caso, el tablero y las fichas. Y ¿cuáles son las
condiciones iniciales de los fenómenos psicológicos? Usando el principio
antrópico como guía, se pueden proponer arbitrariamente ciertas condiciones
iniciales; lo que finalmente importa es que estas condiciones permitan explicar
“las cosas como son”. Así, las condiciones iniciales propuestas para explicar los fenómenos psicológicos son las
siguientes:
1.
Los fenómenos
psicológicos son propiedades de cuerpos físicos. Y como cuerpos físicos, la
física tiene una explicación para ellos, que es diferente de la lógica que
explica los fenómenos psicológicos propiamente dichos.
2.
Los fenómenos
psicológicos son propiedades de los seres vivos. Y como seres vivos, la
biología tiene una explicación –Teoría de la evolución por selección natural-
3.
Los seres vivos se
diferencian de otra clase de cuerpos físicos por su propiedad interactiva. De
las propiedades interactivas se puede predecir: (a) que ocurren en el tiempo y
en el espacio, (b) que las interacciones se estructuran relacionalmente, (c) que
las relaciones se establecen históricamente y, (d) que las relaciones se
diferencian a través del medio de contacto que las posibilita.
Respecto
del punto (a), Ribes (2010) dice lo siguiente: “El tiempo y el espacio son las
dimensiones en las que transcurre lo real,
el mundo de lo sensible y lo práctico. El tiempo y el espacio son coordenadas
en las que se fija el inicio, los cambios y el término de lo perecedero, es
decir, de lo natural, de lo que está ahí, de lo real” (pp. 25-26).
Desafortunadamente, en la psicología, el tiempo se usó más como una categoría
explicativa que descriptiva o métrica. Así por ejemplo, se apeló a conceptos
como el de contigüidad, temporal y espacial, para explicar fenómenos como el
aprendizaje –aprendizaje asociativo-. Y,
precisamente, (b) se aparta del tiempo y el espacio como categoría explicativa
proponiendo la propiedad relacional como base de la estructura de los fenómenos
psicológicos; aunque, el tiempo y el espacio delimitan los eventos que ingresan
en la relación, no son parte del fenómeno psicológico. Lo psicológico toma
forma en la relación del organismo con el ambiente; por ejemplo, si se tiene la
“vivencia de ver rojo”, es porque el sistema reactivo visual se encuentra en
interacción con una condición estimular (longitud de onda lumínica que llamamos
rojo que, aunque se identifique un tiempo este no es la causa de la relación). Todas
las interacciones fisicoquímicas en las que participa un organismo constituyen
sus vivencias (o lo que tradicionalmente se denomina como –mundo de la
experiencia-). Además, el uso de una categoría relacional, aleja el análisis de
lo psicológico del organicismo. Lo psicológico no es el producto de un órgano.
Las
relaciones o vivencias de los organismos, se estructuran para configurar una
historia (c); sin historia, las vivencias ocurrirían o fluirían sin ninguna
estructura, sería, en términos de James (1890) “una corriente de pensamiento” (p.
239).
Para
entender la historia que estructura los fenómenos psicológicos, el análisis del
comportamiento ha desarrollado una categoría analítica –las contingencias-, que remplazó como categoría explicativa a la de
asociación, en cuanto que ésta última
organizaba la experiencia por su cercanía de ocurrencia, o contigüidad en el
tiempo y en el espacio. Las contingencias por su parte cumplen una función análoga
a la que cumple el tablero en el juego de ajedrez; el tablero es el medio en el
que operan y toman realidad las reglas del movimiento de cada una de las fichas,
o jugadas.
Así
como en el ajedrez, el tablero es el medio para las jugadas, en la psicología,
los medios de contacto son el medio para los fenómenos psicológicos. El medio
fisicoquímico es el medio para las vivencias o experiencia psicológica
(vivencias de diferentes tipos, no solo las de los sentidos como las que
privilegió Wundt), el medio ecológico es
el medio para la pertenencia o no, a una filogenia o especie; el medio
ecológico, establece las reglas de relación entre especies e intraespecie. Y el
medio convencional, es el medio para la significación o el sentido de la
realidad.
Tradicionalmente
y por la influencia del dualismo cartesiano, se supuso que lo psicológico le
pertenece o, a un cuerpo o a una sustancia que, sin ser de su misma naturaleza,
es parte de él – la res cogita-. Con base en los supuestos que hemos venido
citando, el cuerpo, se incluye aquí como parte de una categoría disposicional.
Una
categoría disposicional se usa para delimitar todas aquellas condiciones que
sin ser su causa, hacen más o menos probable la ocurrencia de un evento o
episodio. Por ejemplo, cuando se dice que un vidrio es frágil, sólo una serie
de episodios, -la tasa, con que dadas ciertas condiciones, el vidrio se
quiebra- y comparado con otro material (e.g., otra clase de vidrio) nos
autoriza a predicar de él su condición de fragilidad.
Para
el caso de los organismos, el cuerpo dadas ciertas condiciones hace más
probable la ocurrencia de unos episodios; de unas interacciones más que otras,
sin que tales condiciones sean las causas del fenómeno. Por ejemplo, la depresión
se ha asociado con neurotransmisores como la dopamina y la serotonina, sin
embargo, éstos no explican la evaluación que la persona depresiva hace de
ciertas experiencias aquello que define la depresión. Los factores genéticos o
fisiológicos de un organismo pueden hacer más probable una interacción o
fenómeno psicológico, pero no lo explican.
Las
condiciones iniciales propuestas aquí para explicar los fenómenos psicológicos
serán de utilidad en la medida que permitan organizar e integrar
conceptualmente los fenómenos identificados y aceptados por la disciplina y, si
con base ellos se pueden plantear soluciones a problemas o se pueden hacer
nuevas aplicaciones propias de la psicología.
En
este orden, algo que se puede integrar con coherencia a un programa de
investigación en psicología, son los datos obtenidos en las investigaciones del
propio Wilhelm Max Wundt. Se requiere solo cambiar la lógica de “estados
mentales” por la de sucesos interacciónales –organismo-ambiente-. Al considerar
lo psicológico como fenómenos interacciónales, caben no sólo los fenómenos de
la sensación y la percepción, sino todo tipo de interacción (como las
comprendidas en el movimiento de los organismos, nominadas tradicionalmente
como conducta).
Otro
grupo de investigaciones que adquieren coherencia, son los relacionados con la
temática de la consciencia. Aquí nuevamente, si nos apartamos de la lógica de
estados mentales, la temática de la consciencia se puede tratar como un
problema de las relaciones dadas entre los medios de contacto; esto es, se
trata de establecer las posibles relaciones dadas entre el medio de contacto
fisicoquímico, el medio de contacto ecológico y el medio de contacto
convencional, y los fenómenos psicológicos que cada uno de estos medios
posibilita.
Otro
de los problemas que se podría comenzar a solucionar se relaciona con el hecho de
que se pueda establecer una taxonomía exhaustiva y coherente de los fenómenos
psicológicos. Esta clasificación puede realizarse usando las contingencias como
categoría organizadora de los funciones de la conducta (e.g., Ribes y López,
1985).
Finalmente,
la propia investigación será la que permita evaluar si estos principios
facilitan la explicación de lo que haya necesidad de explicar en la psicología.
Tiberio Pérez
Manrique
Referencias
Ferguson, K. (2012). Stephen Hawking: Su vida y obra. Barcelona:
Crítica.
James, W. (1890). Principios de psicología. México: FCE.
Ribes, E. & López,
F. (1985). Teoría de la conducta: un
análisis de campo paramétrico. México: Trillas.
Ribes, E. (2010). Teoría de la conducta 2: avances y
extensiones. México: Trillas.
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