“Si el
principio del tiempo fue el verbo, la palabra hablada o escrita heredó entonces
una condición de eternidad. Si el nacimiento del tiempo fue una explosión en el
espacio, entonces la palabra también heredó una condición expansiva”
(Hernández, 1999, p. 7)
“Otra
de mis ideas preferidas es que el tiempo sigue siendo, a pesar de todo, algo fundamentalmente
irreversible (Thom, 1993, p. 40)
Las dos
citas se refieren a la condición histórica de lo real y, sin embargo, parece
paradójico que no exista más que el tiempo presente; o más bien, la realidad
siempre es presente. Solo las palabras congelan el tiempo, es mediante las
palabras que se puede hacer referencia al tiempo pasado, presente, y futuro.
Las palabras de René Thom, se refieren a la historia de los sucesos, en tanto
que las de Hernández, se refieren a la posibilidad de hablar de lo que sucedió,
de lo que sucede y de lo que sucederá.
La
historia de la ciencia, refleja la dialéctica dada entre las palabras y los
sucesos, y muchas veces no se hace la distinción entre lo real y lo analítico;
como cuando se habla de causas distales, y causas próximas, o como cuando se
trata el tema de la predicción científica.
Se dice
también, que la realidad es compleja, y que como tal, no se le puede comprender
desde una única lógica, pero el caso es que a la realidad se le descomplejiza
cuando mediante categorías analíticas se le clasifica y se le ordena, no por
que la realidad en sí sea portadora de un orden absoluto, el orden es un asunto
humano y de la estabilidad de los fenómenos.
Una
clasificación de los sucesos, es un análogo del tiempo de los sucesos. Aquí
también, muchas veces no se ha hecho distinción entre los sistemas de
clasificación como categorías analíticas y la realidad. Ejemplo de esto es la
eterna discusión entre lo que Morin (1996) llama, los paradigmas de
simplificación y los de complejidad.
Si se
acepta que la realidad siempre es presente, esto implica que también ocurre
como un todo y, no por partes. Sin embargo, tradicionalmente se han contrastado
supuestamente dos visiones extremas de la realidad: Una es, que la realidad se
compone de partes aditivas e independientes, y la otra es, que las partes se
relacionan y que no hay sistemas independientes. Estas discusiones dieron lugar
a lo que se conoce como teorías de campo. Y nuevamente aquí, hay necesidad de
hacer distinción entre el “campo” como categoría analítica, que lo que hace es
delimitar, con propósitos de su comprensión, un aspecto de la realidad mediante alguna
lógica que permita su identificación y distinción.
Para el
caso de la psicología, cuando se habla de teorías de campo, como el
interconductismo, la categoría de campo psicológico lo que hace es delimitar un
aspecto de la realidad –lo psicológico- no,
un objeto “campo” por describir. Aquí lo psicológico es una orientación, un
modo de proceder respecto de la realidad y cuyos productos –leyes, teorías- son
la formalización de esta orientación o modos de proceder, y que sólo tienen un
sentido en la práctica científica y no en el descubrimiento de una verdad que
trasciende la realidad.
A modo
de conclusión, una concepción de la realidad, en términos de su existencia
siempre presente y como tal, de sucesos interdependientes, separados
analíticamente, tiene amplias implicaciones para el conocimiento científico.
Más si se tiene presente que el conocimiento desborda “los modos naturales” de
influencia, dando lugar a un modo particular de ejercer el poder.
Se
entiende el poder, como un modo convencional de influencia: El ejercicio del
poder se refiere a acciones que modifican otras acciones. Ejercicio éste que en
muchas ocasiones va más allá de la acción regulatoria, como se puede ver hoy,
en toda aplicación tecnológica. Solo basta ver el efecto de la aplicación
tecnológico a los campos de la vida, la amenaza a la biodiversidad por los
monocultivos, que aunque producen grades ganancias económicas a corto plazo, constituyen
una amenaza a largo plazo para la vida. Algunos, seguramente todavía consideran
que si desaparece una variedad biológica, las demás podrán continuar existiendo
sin problema. Estas personas, aún no conocen el concepto de co-evolución, en
donde la modificación del nicho de una especie es el nicho de otra.
El
tiempo de lo real es también su historia siempre presente.
Tiberio Pérez Manrique
Referencias:
Hernández, J. (1999). Carlos Fuentes: Territorios del tiempo.
México: Fondo de la Cultura Económica.
Morin, E. (1996). Introducción al pensamiento complejo. Barcelona:
gedisa.
Thom,
R. (1993). Parábolas y catástrofes. Barcelona: Tusquets.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario