Aristóteles, en su tratado Acerca del Alma, dejó claro que lo que hoy conocemos como
Psicología, se debía encargar de las funciones, de los ACTOS de los seres que
tienen vida. Rechazó que se pudiera estudiar mediante la dialéctica, esto es,
mediante la interpretación. Y propuso, que se estudiaran los actos mediante los
métodos que se usaban en los estudios de la física o la biología, claro, con
las limitaciones de su tiempo. La edad media, se aparta de la concepción
natural del hombre y crea una visión de hombre con una alma trascendente,
transformado la psicología aristotélica en el construido de individuo, la
persona o sujeto, donde los actos de los organismos vivos que Aristóteles había
delimitado, y que para él eran las funciones de un ser vivo, se convirtieron en
una “cosa” que Descartes formalizaría en la -Res Cogitan. Con Descartes, todo
lo que para Aristóteles eran ACTOS, se convirtió en cosas y operaciones
mentales representadas en un espacio y un tiempo psicológico, y diferente al
espacio y el tiempo de los objetos naturales. En lo epistemológico, los actos
para Aristóteles se debían explicar, es decir, establecer sus condiciones de
ocurrencia, su ordenamiento en dimensiones de lo real. Y la epistemología cartesiana por su parte, tomó como principio
de conocimiento la concepción religiosa de que el hombre es el “espejo de Dios”
en el que se refleja la naturaleza, y el hombre es su interprete. De ahí que
para el empirismo y el racionalismo como respaldos epistémicos de la visión
dualista del hombre, le haya sido imposible dar coherencia a la representación
de la realidad por un lado y la realidad misma por otro.
Tiberio Pérez Manrique
No hay comentarios.:
Publicar un comentario