La
psicología actual recorre caminos peligrosos y extraños, actualmente la
disciplina psicológica se ha tornado hacía campos que no son de su incumbencia.
Y para esto, es necesario recordar que el objeto de estudio de la psicología es
la conducta entendida como la interacción funcional del organismo en su
totalidad con su medio ambiente y, por ende, es ésta su unidad de análisis. Sin
embargo, el estudio de fenómenos en psicología en muchas ocasiones, no es siempre de esta
naturaleza y en su mayoría, propician reduccionismos disciplinares; esto es,
estudiar lo social o lo biológico como explicación de la conducta.
Es
por esto, que se debe dejar claro que los fenómenos sociales que precisamente estudian las ciencias sociales como la
sociología o la antropología y los procesos biológicos que estudian la biología
o la medicina, deben ser pertinentes como dimensiones analíticas limítrofes del
análisis de lo psicológico, en el sentido de abstracciones necesarias, más no
suficientes, que delimiten un segmento conductual (Carpio, Pacheco, Hernández y
Flores, 1995; Ribes y López, 1985; Kantor 1978).
Este
hecho viene dándose desde hace varios años y no es la primera vez que se
recalca la importancia de recuperar la especificidad de lo psicológico en
nuestra disciplina. No obstante, se puede notar que cada vez el psicólogo se
desarrolla profesionalmente de manera desafortunada a partir de inconsistencias
teóricas y metodológicas. Es con esto, que el análisis experimental de la
conducta, entendido como un método sistemático de aproximarse de manera natural
a los fenómenos que le interesan a la psicología, es una manera de rescatar la
naturalidad de la disciplina en ámbitos aplicados o tecnológicos, es decir, desarrollando análisis experimental en
educación, clínica, contextos sociales, jurídicos, deportivos etc. –claro está-
siempre con único interés el objeto de análisis que nos compete: la conducta
(Ardila, 1976).
Así,
el análisis experimental de la conducta permite sistematizar mediante procedimientos
que controlen variables del comportamiento y realizar, por ejemplo,
predicciones del comportamiento. Adicionalmente, la psicología experimental
debe tomarse como un proceso inductivo de investigación , en donde, a partir de una
aproximación al fenómeno y la manipulación experimental, podamos teorizar
acerca de las diversas clasificaciones funcionales del comportamiento en
términos genéricos, es decir, que la psicología como disciplina científica
proceda de manera analítica e indirecta, esto es, realizando abstracciones de
propiedades genéricas de los objetos singulares sin describirlos directamente (Ribes
y López 1985).
Finalmente,
es importante señalar la importancia que tiene el análisis experimental en la construcción
de una teoría psicológica como un sustento necesario. Puesto que al aproximarse
a fenómenos naturales mediante la experimentación es posible y necesario la
creación de taxonomías analíticas y funcionales que den cabida a lo psicológico
como modo de conocimiento y con esto, fundamentar el que hacer tecnológico del
profesional en psicología.
“Independientemente de que a los
psicólogos experimentales les guste o no, la psicología experimental está
inevitablemente destinada a la construcción de una teoría del comportamiento.
Una teoría es esencial para la comprensión científica del comportamiento como
asunto de conocimiento” (Skinner, 1947, p 28-29).
Jonathan Castillo Alfonso
Estudiante de Psicología
Universidad el Bosque (Bogotá)
Referencias
Ardila, R.
(1976). Tendencias en la psicología experimental colombiana. Revista Latinoamericana
de Psicología, 303-317.
Carpio, C., Pacheco, V., Hernández, R.,
y Flores, C. (1995). Creencias, criterios y desarrollo psicológico. Acta comportamentalia, 3, pp. 89-98
Kantor, J. R. (1978). Psicología interconductual. México:
Trillas.
Ribes, E., y López, F. (1985). Teoría de
la conducta: un modelo de campo y paramétrico. México: Trillas.
Skinner, B.
F. (1947). Experimental psychology. En Delprato, D., y
Midgley, B. (1992). American
Psychologist, 47, pp. 1507-1520.